Narración del policia.
Las bestias o criaturas infernales no son cuentos o historias, estas son más reales de lo que uno piensa, pero esa noche mi vida y la de mi compañero quedo marcada para siempre y hasta el díaa de hoy narrare estos hechos con lujo de detalle.
Existen religiones o sectas muy aterradoras que juegan con el destino y voluntades de quienes piensan y desean alcanzar el máximo poder espiritual. Tocan poderes inimaginables donde alteran el orden de las cosas y parte de la naturaleza haciendo ritos con mujeres y animales, como cabras, perros, puercos y todo esto con el fin de traer de regreso a sus gobernantes de las sombras.
De esos rituales procrean a un descendiente el cual se incuba y viene a la vida en un periodo de gestación sumamente corto y de rápido desarrollo, con poder, inteligencia y fuerza descomunal. Este ser es de aspecto horrible y repugnante ya que ellas tienen que dar a luz en cierta y misteriosa noche de el calendario lunar pagano, en pleno bosque esto con el fin de que el alumbramiento o parto de estas bestias no sea obstruido por alguna persona ajena a esto.
Como oficial de policía del Estado de México, esto que cuento no había sido contado o narrado jamas. De lo que nos aconteció esa lamentable noche, ni siquiera mi esposa estaba enterada.
Esa tarde que salimos hacia un poblado en el Estado de México, pasando Ixtlahuaca allá rumbo a Toluca. Éramos parte de una avanzada de notificación en un caso judicial de presentación, a petición de mi comandante, y esa tarde por falta de viáticos o recursos para usar la autopista cortamos por el municipio de Isidro Fabela, cerca de Tlazala, por las montañas.
Estábamos ya cerca de el centro ceremonial otomi, un lugar famoso por su historia arqueológica y avistamiento de brujas, duendes y hasta nahuales, hombres semi híbridos. Recuerdo que venia manejando ya de regreso por un poblado apodado las Palomas, muy noche y se veía poco en ese aterrador bosque.
De pronto, ahí, en medio de la nada, comenzó a fallar la patrulla y mi pareja me dijo que el carro ya no respondía que esos jalones eran posiblemente problema de el motor, las luces de la torreta fueron lo ultimo en dejar de funcionar, ahora si el carro estaba sin servir.
Descendimos de la patrulla para checar esa posible falla mecánica y al notar mi pareja que esta era imposible repararla me pidió solicitar apoyo por el radio de frecuencia, al pedir ayuda solo se escuchaba estática y distorsión, esto era lógico por la altitud y lejanía y más por que estábamos en medio de la sierra en bosque oscuro. En ese justo momento y en época de verano se soltó una ráfaga de viento helado que te calaba los huesos y parecía que anunciaba la muerte o algo peor.
Lo que de pronto se escucho nos aterro y puso en alerta, se escuchaban los gritos o alaridos de una mujer entre los árboles y oscuridad. Estos llantos eran de lamento, como de un terrible sufrir y sin pensarlo dos veces tomamos las armas, cortamos cartucho y avanzamos a su auxilio.
A pesar que no conocíamos la zona nos adentramos con un arma corta y otra larga pero estos gritos se escuchaban en diferentes posiciones o lugares así que mejor nos separamos cuando estos se alejaban.
Efectivamente llegamos como a un especie de camino oculto y ahí estaba en el piso, acostada, una mujer con el rostro tapado y con un vestido largo de color blanco, como en posición de alumbramiento para dar a luz, lanzaba gritos de estar pariendo a su bebé y este la hacía sufrir.
Ella no nos había visto pues llegamos por atrás y al acercarnos la pobre tenia el vientre abultado, este se le movía como si el impresionante feto se quisiera salir y por eso lanzaba esos alaridos aterradores de dolor, estaba ya teniendo a su vástago pero se veían dificultades para que naciera pues cada vez eran más intensos los alaridos y lamentos de ella.
Continuaba sin vernos y al acercarnos un poco mas ella expulsó del vientre algo así como un bulto, el cual venia envuelto en la placenta y despedía un nauseabundo y asqueroso olor a podrido.
Cuando se medio desmayo, al nacer su bebé nos acercamos para auxiliarla y prendimos las lámparas, pero estas de plano no encendieron. Al ver al bebe de esta señora casi nos morimos del susto. Era una aberración, era una cosa hibrida mitad humana, mitad animal y de rasgos repugnantes pues era mas una bestia que un bebé. Tenia la cara de un perro grotesco y deforme, con una mandíbula llena de filosos dientes y sus ojos eran blancos como esferas. En ese momento la madre de esta cosa, o ser, nos miro y quiso esconderse, pero imaginamos que por el tipo de parto no tenia fuerzas para hacerlo, solo se arrastro con los brazos y sus piernas ensangrentadas, aproximadamente unos tres metros hacia atrás sin quitarnos la vista de enfrente y asta que pudo, se medio paro.
De pronto este niño o engendro de el demonio se comenzó a contorsionar en la placenta y lanzo su primer llanto, era una mezcla humana con graznidos de animal. Todo era muy raro pues al voltear a ver a la madre, esta ya había desaparecido de nuestra vista. En ese momento la bestia recién nacida abrió su asqueroso hocico y se abalanzó a atacar a mi compañero, que estaba incrédulo de lo que allí pasaba.
Cuando ya estaba cerca de él, accione mi arma corta, pero esta solo emitió el chasquido de percusión y no acciono la bala de el interior. El arma no respondía. La bestia, al ver esta acción, contuvo por unos segundos el ataque y fue donde aprovechamos para correr y alejarnos de ese engendro. Ya en lo oscuro de el bosque llegamos hasta donde dejamos la patrulla, pero esta no encendía y solo nos metimos en ella. En eso sentimos como algo pesado se trepaba por el cofre y la movía con una gran fuerza y de nuevo los graznidos y rugidos de ese salvaje y deforme animal producto de el diablo….
Mi compañero ya había entrado en pánico, desenfundo la escopeta 12 milímetros y apunto a donde estaba la aberración, pero de nuevo solo el chasquido del arma se escucho sin disparar la bala. Él, como pudo, salió de la patrulla y comenzó a correr.
Fue allí donde algo lo tomo por atrás y lo derribó. Ese algo era esa bestia que le clavo su mandíbula en la oreja y de un tajo le arranco la mitad. Estaba por morderle la yugular cuando saque mi bastón retráctil y le di un golpe seco a esa bestia para que lo soltara. Al mismo tiempo que se retorcía del agudo golpe que le propine aproveche para jalar a mi amigo, desmayado del horror y de la mordida recibida por este ente del infierno. Como pude lo metí de regreso a la patrulla y al voltear no vi mas a la bestia.
Saque el botiquín para parar la hemorragia que era muy abundante. El fuerte ardor del alcohol hizo que este se despertara y comenzara a lanzar golpes a diestra y siniestra, pero lo calme hasta que se tranquilizo, ya no había nada; solo se escuchaba a lo lejos el jadeo y el sonido que hacen los puercos o cerdos, era muy desesperante y esa maldita respiración que allí en medio de el bosque se sentía te mataba de miedo.
Aproximadamente paso una hora, ya casi por amanecer se escucho un fuerte sonido de un motor, era el primer autobús que salía del pueblo y a pesar que vio la patrulla ahí descompuesta, no se detuvo, por el contrario, mas y mas acelero su marcha. Yo corrí para hacerle señas pero, a pesar que si me vio, no se detuvo.
Muy desconsolado regrese a la patrulla y vi a mi compañero envuelto en pánico y arrastrándose por el piso de entre el asiento del conductor, como escondiéndose de algo o de alguien.
Me quedé helado al girar la cabeza al asiento trasero, donde se colocan a los detenidos. Ahí estaba esta bestia con sus garras y uñas destrozando la malla metálica que nos separa de los detenidos, como queriendo entrar a sacar a mi compañero, cabe mencionar que este ser parecía que se desarrollaba muy rápidamente, en horas, pues se veía mas grande, también hablaba un tipo de lenguaje no razonable, era mas como invocaciones o rezos paganos al diablo, ya que se notaba como en un fuerte trance.
Mi compañero salió brincando de la patrulla y se interno en el siniestro bosque de nuevo, fui por el pero le perdí la pista.
No recuerdo cuanto tiempo estuvimos corriendo, ya que los primeros rayos de el sol poco a poco dejaban ver el siniestro lugar que nos cobijo en la noche. Al estar mas alumbrado el bosque camine y camine hasta toparme con una pareja de indigenas, a los cuales solo les comente que mi compañero y yo estábamos perdidos pues se nos había descompuesto la patrulla.
Me llevaron al centro de tlazala y ya de ahí, sin levantar sospechas y con miedo a que me tomarán como loco, marque al comandante y solicite una avanzada de apoyo y ayuda para buscar al compañero y sacarnos de ese extraño pueblo de nahuales.
Por fin, después de tres horas, llego el grupo de apoyo y les puse al tanto de todo, estos no del todo me creían, hasta pensaron que estábamos alcoholizados, pero al encontrar la patrulla mencionada, esta era ya perdida total. La torreta estaba partida en 2, la patrulla por dentro y fuera estaba arañada de polo a polo como si algún animal grande con garras rasgara algo suave y las puertas destrozadas.
Por fin me creyeron cuando vieron a que a una llanta le habían arrancado un pedazo, como si la hubieran mordido. Eso era impactante, pero aun no había rastros de mi compañero.
Después de casi 8 horas de búsqueda no aparecía mi compañero, hasta que llegamos a la presa de Iturbide y ahí estaba el, boca bajo, aun con vida, pero severamente lastimado, muy arañado de todo su cuerpo pero aún con signos vitales.
Fue ingresado en estado delicado al hospital ISSEMyM de Toluca y duro allí casi un mes bajo observación. Cuando al fin despertó, el compañero recuerda que al correr en el bosque esa bestia lo volvió a derribar y le buscaba la yugular para morderlo pero el se ponía en posición fetal y no se dejaba morder. Como pudo se aferro y esa criatura solo lo araño y destrozó la ropa antes de marcharse, le dijo que esto solo era un aviso ya que tendría por nosotros y en especial por el.
Al salir del hospital ya no se presento a laborar. El compañero, por ese impactante episodio renunció y no supe mas de él.
Vivo con pesadillas y muy dentro de mi tengo ese recuerdo de esa infortunada noche, donde fuimos testigos de algo jamas presenciado por una persona ajena a estos ritos satánicos y de allí fue que la bestia descargo toda la furia.
Ese maldito ser que jamas debió de salir de las tinieblas y que habita en esa montaña del estado de México, en Toluca, lugar de infinidad de seres paranormales, como brujas y aterradores nahuales, aún espera por mi.
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Nos leemos en la siguiente y recuerden… no tengan miedo de eso que no pueden ver… pero está ahí… detrás de ustedes.